II
¡Ay mi corazón de enero,
que se vive en su septiembre,
y que en pausas de su credo
recuerda que está en diciembre!
Despistado corazón,
piensa y piensa en la razón,
la que habita en su interior:
su musa, su inspiración...
La voz que habita su ser,
que tranquiliza placer.
Busca su propia pasión,
busca su propia visión...
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